jueves, 7 de julio de 2016

Exchange - Capítulo 01


Capítulo 01

Dediqué una rebosante mirada de odio al individuo que apareció frente a mí, y por su parte recibí una risa burlona. Nos arrojamos improperios en silencio y emprendimos una inacabable lucha para intentar superar la soberbia del otro.

-Ryo, ¿te has vuelto loco…? –preguntó Akanishi, objetivo de mi tremenda tirria. 

-Ueda, ¿pretendes burlarte de mí…? –inquirí también.

Mi preciado amigo, Tatsuya, me había citado en un discreto café de la ciudad. No dudé ni un solo segundo y acepté la propuesta. Conocía relativamente su reciente secreto y la curiosidad me invadía, si iba a hablarme del tema debía acudir a su reclamo. Días atrás me percaté de su anormal estado de ánimo, recorría silbando los pasillos, se pasaba el día entero pegado al móvil y no conseguía centrarse en las tareas que le encomendaban. Lo deduje rápidamente, la ilusión de un nuevo romance se adueñaba poco a poco de Ueda. Ignoraba la identidad de su actual pareja, pero le atosigué lo suficiente para hacerle confesar. A cambio de adquirir ese dato en un futuro próximo, yo acudiría al local con otro íntimo conocido de los dos, Nishikido. 

Una noche de juerga coincidí con Ryo en el aparcamiento de una popular discoteca. Bebí demasiado, mis acompañantes igual y resignado me dejé persuadir por los evidentes encantos de aquel maligno hombre. Me negué al principio, pero finalmente dormimos juntos en un hotel, ebrios, aturdidos y agotados. No ocurrió nada más allá de un simple coqueteo, me dormí pronto y hasta la mañana siguiente no fui consciente del grave error que cometí. A partir de ese día, Nishikido se dedicó a perseguirme incansablemente. Tanta fue su insistencia, que decidí darle una oportunidad y a punto estuvimos de acostarnos juntos. No fui capaz de entregarme y tuve que huir atormentado por un doloroso recuerdo. Me disculpé con Ryo, él fue inesperadamente benevolente conmigo y aceptó aguardar hasta que me recuperase de una separación tóxica.

-Ueda, ¿tu pareja es Jin…? –hice una mueca impertinente e incluso fingí tener una repentina arcada.

-Ryo, ¿ese tío apuesto del que hablabas es Kame? –las carcajadas de Akanishi retumbaron por la sala y ofendido fruncí el ceño –tu gusto es bastante peculiar, por no denominarlo incoherente… -mi frente empezó a arder, la cólera me hizo apretar la propia tela del interior de mis bolsillos y me encaminé directo a la puerta. Ueda pareció prever mi decisión y se encargó de detenerme.

-Kazuya, lo siento, de verdad… -susurró en mi oreja –sé que cortar la relación con Jin fue difícil para ti, pero ha pasado un año ya, ¿no lo has podido superar…? –indudablemente no. Alejarme de Akanishi fue un tormento a la par que un alivio. Me refugié en el trabajo, dejé de frecuentar los sitios a los que asistíamos y logré por fin evadirme de él, o eso suponía –no te enfades, me aterraba discutir contigo por culpa de este tema, no me detestes, por favor… -suplicó Ueda. Su tristeza me conmovió y me abracé a él.   

-No te preocupes, tu amistad es más importante para mí que cualquier conflicto del pasado y si tu felicidad depende de él, haré un esfuerzo… -aseguré, obteniendo como recompensa una radiante sonrisa de Tatsuya. Di media vuelta y me reuní con ellos. 

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Sentado junto a Ryo y delante de Ueda, acabé desviando la vista en un intento por hacer caso omiso a Akanishi. Masticaba con desgana un bollo relleno de crema mientras Nishikido y Tatsuya conversaban sobre diversos temas.

-¿Kamenashi y tú sois novios? –parpadeé desconcertado al oír esa cuestión proveniente de Ueda.

-Bueno, todavía es pronto para afirmarlo o negarlo… -respondió Nishikido.

-Somos conocidos, y algo más… -añadí.

-Ryo, te compadezco… -interrumpió un jocoso Jin. Hice un amago por contestar a su irrespetuoso comentario, pero Ueda tocó mi pierna bajo la mesa y me devolvió la calma –por cierto, ¿no has ganado peso últimamente? –solté deprisa el pastel y limpié la nata que manchaba mis dedos con una servilleta.

-No es asunto tuyo… -rechisté. 

-Yo también me he dado cuenta, el volumen de sus mejillas ha crecido –se unió al ataque Nishikido, provocando la despreciable risa de Akanishi. 

-Ryo… -si ya de por sí resultaba incómodo soportar las continuas bromas de ese abominable sujeto, no estaba dispuesto a dejar que otra persona se sumase a su causa. El objeto de mi reprimenda alargó el pulgar, preparado para rozar uno de mis pómulos. Mi reacción no se hizo esperar y clavé mis colmillos en su mano. 

-Chicos, nos discutáis… -pidió Ueda, visiblemente abochornado. El mutismo reinaba en la estancia y la mayoría de los clientes sólo abrían la boca para cuchichear. El mismo Tatsuya reanudó la charla –me imagino que esperas una explicación por mi parte, Kame… -en el fondo no necesitaba ninguna aclaración, pero permanecí quieto y saboreé pausadamente mi café con leche –Jin se puso en contacto conmigo y al principio no devolví los mensajes, tal vez por pereza o miedo a su desconocido motivo de retomar una vieja conexión, sin embargo una mañana llamé a su número por equivocación… -asentí y traté de disimular mi notoria irritación –quedamos para ir al cine, y…

-Y tuvimos sexo desenfrenado en el coche… -la taza que sostenía firmemente, terminó estrellándose contra el suelo y los añicos se esparcieron por la tarima. 

-¡No es cierto! –corrigió Ueda –aún no nos hemos… -me agaché y recogí los fragmentos de cerámica. Al sujetar un trozo me corté la yema y sorprendentemente no sentí daño alguno. Ryo me ayudó y rodeó el rasguño haciendo uso de un pañuelo –Kame… -oí la frágil voz de Ueda y me costó salir de ese bucle de desesperanza y tristeza que me asolaba. 

-Me alegro mucho por vosotros… -mentí descaradamente. Nishikido también se mostró desubicado y sólo ordenó sus palabras para emitir un traicionero comunicado.

-Yo ya lo sabía… –me giré al escuchar aquella confirmación –ayer vi a Ueda abandonar el apartamento de Jin, fui a visitarle y en el estacionamiento me crucé con él… -expuso Ryo. 

-Un momento… -interpuse mis brazos entre ellos y recopilé en mi colapsada mente la información que me costaba asimilar –Ueda, tú me has ocultado que te atrae mi ex –señalé uno por uno a los desagradecidos que me rodeaban –Ryo, tú no confías en mí, y tú, Jin… 

-Ryo tampoco me contó nada de su imprevisto encuentro con Tatsuya, ni me reveló su interés por ti –mencionó el aludido. Intuí que Ryo y Ueda urdieron un plan de estricta confidencialidad y que Akanishi y yo quedamos a merced de sus mentiras. Mi semblante tornó irremediablemente y Akanishi se fijó en mi incesante ira –Kamenashi y yo rompimos el vínculo que nos ataba anteriormente, disponemos de total libertad –y entonces se dirigió deliberadamente a mí -¿o te fastidia que rehaga mi vida?   

-¡Por supuesto que no! –negué velozmente lo innegable.

-Estás celoso, no puedes engañarme… -en un impulso por demostrar lo poco significativo que era para mí, enganché a Ryo del cuello de la camisa y le atraje a mí. Acto seguido devoré su boca con fiereza, ante el asombro de Akanishi y Ueda. Degusté su saliva, comprobé el tacto de aquellos mullidos labios y cuando me faltó la respiración, me aparté de él. Sonreí victorioso y terminé de engullir el dulce, dinamitando así mi perfecta venganza. 

-Ha sido un placer, Jin, pero es hora de irme –cogí la mochila y mi cazadora de cuero negro, que aún colgaban del asiento, y tras hacer una reverencia me despedí de Ueda chocando la palma de mi mano contra la suya. 

-Sólo tu físico ha cambiado, y a peor, por lo demás sigues siendo el mismo chico orgulloso, prepotente y cobarde de siempre… -masculló Akanishi.

-¡Jin! –reprendió inútilmente Ueda. 

-No afrontas la realidad, te dedicas a huir y no escuchas lo que dicen los demás… -di un último paso y resistí inmóvil el percance de sus nocivas declaraciones. 

-Ya lo sé… -e impasible, aunque no indiferente, anduve hacia la salida.

-A veces eres realmente cruel… -me defendió Ryo, que alcanzó a atraparme previamente a que montase en mi automóvil.
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-Lo que te digo, he pedido un par de días libres en el trabajo -conversaba con Ryo por móvil cuando de repente me dio una grata sorpresa –oye, Kame, ¿te gustaría venir a Okinawa conmigo? 

-¿A Okinawa…? –justo frené al percatarme de que el semáforo cambiaba de color, impidiéndome el paso. Una discreta sonrisa se dibujó en mi cara, pero quise sonar desganado -¿de viaje?

-Sí, de viaje, ¿no te apetece…?

-¡Por supuesto que sí! –respondí rápido, no era mi intención hacerle sentir mal.

-Prepara la maleta, ya he conseguido los billetes, te esperaré esta misma tarde en el aeropuerto…

-¡Pero espera! –alcé la voz –es un poco precipitado, ¿no…? 

-Empieza a vivir, haz alguna locura, por una vez no va a pasar nada –las palabras de Nishikido me hicieron reaccionar. Siempre me mantenía firme, fiel a mis obligaciones, cumpliendo con las normas. Solicitaría también algo de tiempo del que disponer para la travesía que me esperaba, y así de feliz, dejé que la emoción me invadiera.
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Estacioné el automóvil en el aparcamiento de la terminal más cercana y acudí al punto de encuentro que me dijo Ryo. Sacudía la pierna, nervioso ya que la hora del vuelo se acercaba y me escondí tras unas gafas de sol. Apoyado en una esquina y sentado sobre la maleta, vislumbre finalmente la silueta de Nishikido entre la multitud de gente que se agolpaba frente a los mostradores. Hice una mueca de inmensa alegría y poco después, permití que la rabia me obligase a arrugar la nariz. Venía acompañado por Ueda, y tras él permanecía Akanishi, que sólo portaba una bolsa de deporte. 

-Disculpa el retraso, Kame, he tenido un percance con el coche, una rueda se ha pinchado y… -se excusó Ryo.

-Esto debe ser una broma, ¿verdad…? –caí de nuevo en la sucia trampa, pero esta vez no seguiría el juego –me voy a casa… -el aviso por megafonía del inminente despegue provocó que Jin me empujase por la espalda, trasladándome en dirección a la puerta de embarque –suéltame… -forcejeé con él y Ueda se sumó al oscuro propósito de subirme al avión -¡Tatsuya!

-Vamos a divertirnos, Kamenashi –respondió mi amigo, mostrando para mi asombro una expresión traviesa.
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Me puse los cascos y pronto me distraje con el sonido relajante de la música melodramática que tanto me agradaba, no obstante la molestia no decreció totalmente. Crucé los brazos en el asiento que me había sido asignado y evité mirar a la derecha, temiendo encontrar mi vista con la de Akanishi. Ueda aprovechó el tiempo y su inesperada inspiración para crear una nueva composición, Nishikido permaneció inmerso en la lectura de un libro aparentemente intrigante y Jin finalmente se durmió. 

En una repentina turbulencia su cuerpo se vio ligeramente sacudido e inevitablemente dejó caer la cabeza sobre mi hombro. Un escalofrió recorrió cada parte de mi ser y mis pómulos ardieron potentemente. Temiendo ser descubierto por los demás, cubrí mi rostro con un brazo y me mordí el labio inferior. Finalmente me dispuse a apartarle, pero el anuncio que notificaba el final de la corta travesía le despertó, y ocurrió lo que tanto temía. Me miró, me miró tan fijamente a los ojos que en un momento rememoré varias escenas del pasado que vivimos juntos, los besos, las caricias y el cariño que nos dimos. Me sentí increíblemente débil y vulnerable, incluso atemorizado por su proximidad. Le asesté un pequeño codazo en el costado, con la escasa fuerza que poseía y me giré hacia Nishikido inconscientemente, que aprovechó la ocasión para deslizar un brazo por encima de mis hombros.
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-¿Y este lugar…? –los cuatro contemplamos perplejos la fachada del supuesto hotel en el que nos alojaríamos. El color rosáceo y con motivos florarles de sus paredes, la decoración repleta de plumas y terciopelo, y por último a los propios clientes del complejo. No había rastro alguno de sexo femenino y los hombres que paseaban por los alrededores lo hacían agarrados de la mano –Jin, ¿estás seguro de que es el sitio correcto…? –cuestionó Ueda.  

-Sí, eso parece… -afirmó dubitativo. 

-Tiene que haber algún error… -aportó Ryo, pero poco tardó en corroborar que la dirección de los papeles sí concordaba con la del alojamiento. 

-¿Qué decía la página que has consultado por internet? –trató de indagar Ueda.

-Que era un hotel frente al mar, con un ambiente agradable y jovial, y que cada noche se celebraban amenas fiestas en las que poder conocer gente nueva… -entrecerré los párpados y noté que mi respiración se detenía. 

-¿Y no se te ocurrió investigar más o mirar alguna imagen…? –un suspiro se escapó de mis adentros y tuve la irremediable necesidad de sujetarle por el cuello y lanzar toda mi ira contra él, sin embargo me contuve y sólo alcancé a soltar una risa endiablada –inútil…

-¡Fue Ueda el que me pidió que idease este estúpido plan! –se excusó vanamente. 

-Kamenashi, Nishikido, Akanishi… -mencionó improvisadamente el aludido -perdonadme, supuse que sería una buena oportunidad para limar asperezas, me he equivocado… -lo comprendí, comprendí su punto de vista y lo agradecí desde el fondo de mi corazón.

-Ha sido sólo un error, no te martirices por ello… -al escuchar mis alentadoras palabras, Tatsuya recobró el ánimo y yo lo hice con él –iré a recepción, a ver si puedo cancelar la reserva y de paso recuperar parte del dinero invertido… -arrastré mi pesado equipaje hasta la entrada y una vez accedí al hall me dirigí al primer empleado que vi –disculpé… -elevé la mano en busca de su atención.

-Bienvenido, ¿en qué puedo ayudarle? 

-Quiero anular mi estancia en este hotel… -pronuncié avergonzado y en un descuido le arrebaté el impreso a Akanishi, para posteriormente ofrecérselo a aquel individuo.

-Ya veo, ¿está usted descontento con el servicio recibido?

-¡No es eso! –negué entre aspavientos y musité en voz baja –si todavía no me ha dado tiempo… -volví a retomar la conversación una vez carraspeé la garganta y en un intento por ser simpático le dediqué una radiante sonrisa –verá, por equivocación este inepto de aquí ha solicitado alojamiento en este sitio y… 

-Ya te he dicho que fue culpa de Ueda… -rechistó Akanishi a lo lejos –además… -oí resonar sus pisadas y poco después se posicionó frente a mostrador, el cual golpeó amenazante -no hay que darle tantas explicaciones a este tipo, rembólsenos la cuota íntegra y nos marchamos… –una pausa duradera tensó el ambiente y mi esfuerzo por mantener un trato cordial con el trabajador fue en balde.

-Entiendo, pero lamento informarle que me es imposible realizar ese trámite, usted ha firmado un contrato por adelantado y por lo tanto la empresa no se hace responsable de futuros percances… -respondió con seriedad. 

-Está bien, haga lo que le he pedido igualmente… -a regañadientes acepté su dictamen y aguardé impaciente a que completase la lenta gestión. 

-Listo, aquí tiene el resguardo con la rescisión de su solicitud –guardé dicho papeleo en el bolsillo de mi pantalón e hice una reverencia.

-Gracias… -agradecí sin prever lo que ocurriría después –una duda, ¿por casualidad no conocerá algún hostal disponible en esta zona?

-Me temo que no, afortunadamente es una época de gran afluencia en este recóndito emplazamiento y ninguna pensión queda vacía –al enterarme de la noticia me llevé las manos a la cabeza y pretendí poner un remedio tardío al problema.

-¿Y si acepto ocupar la plaza ya anulada…?

-No hay ningún problema, sin embargó deberá abonar de nuevo el coste inicial y un añadido, el precio ha sufrido una inesperada subida… 

-¡¿Estás jugando conmigo?! –sostuve a Jin por la muñeca, evitando que se abalanzase directamente sobre el hombre, que no tuvo reparo alguno en esbozar una sonrisa sarcástica.

-No pasa nada, pagaré lo que haga falta, no quiero pasar la noche en la calle… -ofrecí mi tarjeta de crédito y el recepcionista descolgó las llaves.

-Espero que su estancia en el hotel sea agradable, esta será vuestra habitación… -comentó mientras dirigía uno de los llaveros hacia Ueda y Ryo –y esta otra para los dos –nos señaló a Jin y a mí. Al principio no supe reaccionar, pero una gota de sudor helado descendió desde mi frente hasta el cuello. 

-¿Qué…? –balbuceé. 

1 comentario:

  1. Me ha gustado el primer capítulo.
    Espero leer mas pronto ^^

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