Capítulo 01
Dediqué una rebosante mirada de odio al individuo que
apareció frente a mí, y por su parte recibí una risa burlona. Nos arrojamos
improperios en silencio y emprendimos una inacabable lucha para intentar
superar la soberbia del otro.
-Ryo, ¿te has vuelto loco…? –preguntó Akanishi, objetivo de
mi tremenda tirria.
-Ueda, ¿pretendes burlarte de mí…? –inquirí también.
Mi preciado amigo, Tatsuya, me había citado en un discreto
café de la ciudad. No dudé ni un solo segundo y acepté la propuesta. Conocía relativamente
su reciente secreto y la curiosidad me invadía, si iba a hablarme del tema
debía acudir a su reclamo. Días atrás me percaté de su anormal estado de ánimo,
recorría silbando los pasillos, se pasaba el día entero pegado al móvil y no
conseguía centrarse en las tareas que le encomendaban. Lo deduje rápidamente,
la ilusión de un nuevo romance se adueñaba poco a poco de Ueda. Ignoraba la
identidad de su actual pareja, pero le atosigué lo suficiente para hacerle
confesar. A cambio de adquirir ese dato en un futuro próximo, yo acudiría al
local con otro íntimo conocido de los dos, Nishikido.
Una noche de juerga coincidí con Ryo en el aparcamiento de
una popular discoteca. Bebí demasiado, mis acompañantes igual y resignado me
dejé persuadir por los evidentes encantos de aquel maligno hombre. Me negué al
principio, pero finalmente dormimos juntos en un hotel, ebrios, aturdidos y
agotados. No ocurrió nada más allá de un simple coqueteo, me dormí pronto y
hasta la mañana siguiente no fui consciente del grave error que cometí. A
partir de ese día, Nishikido se dedicó a perseguirme incansablemente. Tanta fue
su insistencia, que decidí darle una oportunidad y a punto estuvimos de
acostarnos juntos. No fui capaz de entregarme y tuve que huir atormentado por
un doloroso recuerdo. Me disculpé con Ryo, él fue inesperadamente benevolente
conmigo y aceptó aguardar hasta que me recuperase de una separación tóxica.
-Ueda, ¿tu pareja es Jin…? –hice una mueca impertinente e
incluso fingí tener una repentina arcada.
-Ryo, ¿ese tío apuesto del que hablabas es Kame? –las
carcajadas de Akanishi retumbaron por la sala y ofendido fruncí el ceño –tu
gusto es bastante peculiar, por no denominarlo incoherente… -mi frente empezó a
arder, la cólera me hizo apretar la propia tela del interior de mis bolsillos y
me encaminé directo a la puerta. Ueda pareció prever mi decisión y se encargó
de detenerme.
-Kazuya, lo siento, de verdad… -susurró en mi oreja –sé que
cortar la relación con Jin fue difícil para ti, pero ha pasado un año ya, ¿no
lo has podido superar…? –indudablemente no. Alejarme de Akanishi fue un
tormento a la par que un alivio. Me refugié en el trabajo, dejé de frecuentar
los sitios a los que asistíamos y logré por fin evadirme de él, o eso suponía –no
te enfades, me aterraba discutir contigo por culpa de este tema, no me detestes,
por favor… -suplicó Ueda. Su tristeza me conmovió y me abracé a él.
-No te preocupes, tu amistad es más importante para mí que
cualquier conflicto del pasado y si tu felicidad depende de él, haré un
esfuerzo… -aseguré, obteniendo como recompensa una radiante sonrisa de Tatsuya.
Di media vuelta y me reuní con ellos.
___
Sentado junto a Ryo y delante de Ueda, acabé desviando la vista
en un intento por hacer caso omiso a Akanishi. Masticaba con desgana un bollo
relleno de crema mientras Nishikido y Tatsuya conversaban sobre diversos temas.
-¿Kamenashi y tú sois novios? –parpadeé desconcertado al oír
esa cuestión proveniente de Ueda.
-Bueno, todavía es pronto para afirmarlo o negarlo…
-respondió Nishikido.
-Somos conocidos, y algo más… -añadí.
-Ryo, te compadezco… -interrumpió un jocoso Jin. Hice un
amago por contestar a su irrespetuoso comentario, pero Ueda tocó mi pierna bajo
la mesa y me devolvió la calma –por cierto, ¿no has ganado peso últimamente?
–solté deprisa el pastel y limpié la nata que manchaba mis dedos con una
servilleta.
-No es asunto tuyo… -rechisté.
-Yo también me he dado cuenta, el volumen de sus mejillas ha
crecido –se unió al ataque Nishikido, provocando la despreciable risa de
Akanishi.
-Ryo… -si ya de por sí resultaba incómodo soportar las
continuas bromas de ese abominable sujeto, no estaba dispuesto a dejar que otra
persona se sumase a su causa. El objeto de mi reprimenda alargó el pulgar,
preparado para rozar uno de mis pómulos. Mi reacción no se hizo esperar y clavé
mis colmillos en su mano.
-Chicos, nos discutáis… -pidió Ueda, visiblemente
abochornado. El mutismo reinaba en la estancia y la mayoría de los clientes
sólo abrían la boca para cuchichear. El mismo Tatsuya reanudó la charla –me
imagino que esperas una explicación por mi parte, Kame… -en el fondo no
necesitaba ninguna aclaración, pero permanecí quieto y saboreé pausadamente mi
café con leche –Jin se puso en contacto conmigo y al principio no devolví los
mensajes, tal vez por pereza o miedo a su desconocido motivo de retomar una
vieja conexión, sin embargo una mañana llamé a su número por equivocación…
-asentí y traté de disimular mi notoria irritación –quedamos para ir al cine,
y…
-Y tuvimos sexo desenfrenado en el coche… -la taza que
sostenía firmemente, terminó estrellándose contra el suelo y los añicos se
esparcieron por la tarima.
-¡No es cierto! –corrigió Ueda –aún no nos hemos… -me agaché
y recogí los fragmentos de cerámica. Al sujetar un trozo me corté la yema y sorprendentemente
no sentí daño alguno. Ryo me ayudó y rodeó el rasguño haciendo uso de un
pañuelo –Kame… -oí la frágil voz de Ueda y me costó salir de ese bucle de
desesperanza y tristeza que me asolaba.
-Me alegro mucho por vosotros… -mentí descaradamente. Nishikido
también se mostró desubicado y sólo ordenó sus palabras para emitir un
traicionero comunicado.
-Yo ya lo sabía… –me giré al escuchar aquella confirmación
–ayer vi a Ueda abandonar el apartamento de Jin, fui a visitarle y en el estacionamiento me crucé con él… -expuso Ryo.
-Un momento… -interpuse mis brazos entre ellos y recopilé en
mi colapsada mente la información que me costaba asimilar –Ueda, tú me has
ocultado que te atrae mi ex –señalé uno por uno a los desagradecidos que me
rodeaban –Ryo, tú no confías en mí, y tú, Jin…
-Ryo tampoco me contó nada de su imprevisto encuentro con
Tatsuya, ni me reveló su interés por ti –mencionó el aludido. Intuí que Ryo y
Ueda urdieron un plan de estricta confidencialidad y que Akanishi y yo quedamos
a merced de sus mentiras. Mi semblante tornó irremediablemente y Akanishi se
fijó en mi incesante ira –Kamenashi y yo rompimos el vínculo que nos ataba
anteriormente, disponemos de total libertad –y entonces se dirigió
deliberadamente a mí -¿o te fastidia que rehaga mi vida?
-¡Por supuesto que no! –negué velozmente lo innegable.
-Estás celoso, no puedes engañarme… -en un impulso por
demostrar lo poco significativo que era para mí, enganché a Ryo del cuello de
la camisa y le atraje a mí. Acto seguido devoré su boca con fiereza, ante el
asombro de Akanishi y Ueda. Degusté su saliva, comprobé el tacto de aquellos
mullidos labios y cuando me faltó la respiración, me aparté de él. Sonreí
victorioso y terminé de engullir el dulce, dinamitando así mi perfecta
venganza.
-Ha sido un placer, Jin, pero es hora de irme –cogí la
mochila y mi cazadora de cuero negro, que aún colgaban del asiento, y tras hacer
una reverencia me despedí de Ueda chocando la palma de mi mano contra la suya.
-Sólo tu físico ha cambiado, y a peor, por lo demás sigues
siendo el mismo chico orgulloso, prepotente y cobarde de siempre… -masculló
Akanishi.
-¡Jin! –reprendió inútilmente Ueda.
-No afrontas la realidad, te dedicas a huir y no escuchas lo
que dicen los demás… -di un último paso y resistí inmóvil el percance de sus
nocivas declaraciones.
-Ya lo sé… -e impasible, aunque no indiferente, anduve hacia
la salida.
-A veces eres realmente cruel… -me defendió Ryo, que alcanzó
a atraparme previamente a que montase en mi automóvil.
___
-Lo que te digo, he pedido un par de días libres en el
trabajo -conversaba con Ryo por móvil cuando de repente me dio una grata
sorpresa –oye, Kame, ¿te gustaría venir a Okinawa conmigo?
-¿A Okinawa…? –justo frené al percatarme de que el semáforo
cambiaba de color, impidiéndome el paso. Una discreta sonrisa se dibujó en mi
cara, pero quise sonar desganado -¿de viaje?
-Sí, de viaje, ¿no te apetece…?
-¡Por supuesto que sí! –respondí rápido, no era mi intención
hacerle sentir mal.
-Prepara la maleta, ya he conseguido los billetes, te
esperaré esta misma tarde en el aeropuerto…
-¡Pero espera! –alcé la voz –es un poco precipitado, ¿no…?
-Empieza a vivir, haz alguna locura, por una vez no va a
pasar nada –las palabras de Nishikido me hicieron reaccionar. Siempre me
mantenía firme, fiel a mis obligaciones, cumpliendo con las normas. Solicitaría
también algo de tiempo del que disponer para la travesía que me esperaba, y así
de feliz, dejé que la emoción me invadiera.
___
Estacioné el automóvil en el aparcamiento de la terminal más
cercana y acudí al punto de encuentro que me dijo Ryo. Sacudía la pierna,
nervioso ya que la hora del vuelo se acercaba y me escondí tras unas gafas de
sol. Apoyado en una esquina y sentado sobre la maleta, vislumbre finalmente la
silueta de Nishikido entre la multitud de gente que se agolpaba frente a los
mostradores. Hice una mueca de inmensa alegría y poco después, permití que la
rabia me obligase a arrugar la nariz. Venía acompañado por Ueda, y tras él
permanecía Akanishi, que sólo portaba una bolsa de deporte.
-Disculpa el retraso, Kame, he tenido un percance con el
coche, una rueda se ha pinchado y… -se excusó Ryo.
-Esto debe ser una broma, ¿verdad…? –caí de nuevo en la
sucia trampa, pero esta vez no seguiría el juego –me voy a casa… -el aviso por
megafonía del inminente despegue provocó que Jin me empujase por la espalda,
trasladándome en dirección a la puerta de embarque –suéltame… -forcejeé con él
y Ueda se sumó al oscuro propósito de subirme al avión -¡Tatsuya!
-Vamos a divertirnos, Kamenashi –respondió mi amigo,
mostrando para mi asombro una expresión traviesa.
___
Me puse los cascos y pronto me distraje con el sonido
relajante de la música melodramática que tanto me agradaba, no obstante la
molestia no decreció totalmente. Crucé los brazos en el asiento que me había
sido asignado y evité mirar a la derecha, temiendo encontrar mi vista con la de
Akanishi. Ueda aprovechó el tiempo y su inesperada inspiración para crear una
nueva composición, Nishikido permaneció inmerso en la lectura de un libro
aparentemente intrigante y Jin finalmente se durmió.
En una repentina
turbulencia su cuerpo se vio ligeramente sacudido e inevitablemente dejó caer
la cabeza sobre mi hombro. Un escalofrió recorrió cada parte de mi ser y mis
pómulos ardieron potentemente. Temiendo ser descubierto por los demás, cubrí mi rostro con un brazo y me mordí el labio inferior. Finalmente me dispuse a apartarle, pero
el anuncio que notificaba el final de la corta travesía le despertó, y ocurrió
lo que tanto temía. Me miró, me miró tan fijamente a los ojos que en un momento
rememoré varias escenas del pasado que vivimos juntos, los besos, las caricias
y el cariño que nos dimos. Me sentí increíblemente débil y vulnerable, incluso
atemorizado por su proximidad. Le asesté un pequeño codazo en el costado, con
la escasa fuerza que poseía y me giré hacia Nishikido inconscientemente, que
aprovechó la ocasión para deslizar un brazo por encima de mis hombros.
___
-¿Y este lugar…? –los cuatro contemplamos perplejos la
fachada del supuesto hotel en el que nos alojaríamos. El color rosáceo y con
motivos florarles de sus paredes, la decoración repleta de plumas y terciopelo,
y por último a los propios clientes del complejo. No había rastro alguno de
sexo femenino y los hombres que paseaban por los alrededores lo hacían
agarrados de la mano –Jin, ¿estás seguro de que es el sitio correcto…?
–cuestionó Ueda.
-Sí, eso parece… -afirmó dubitativo.
-Tiene que haber algún error… -aportó Ryo, pero poco tardó
en corroborar que la dirección de los papeles sí concordaba con la del
alojamiento.
-¿Qué decía la página que has consultado por internet?
–trató de indagar Ueda.
-Que era un hotel frente al mar, con un ambiente agradable y
jovial, y que cada noche se celebraban amenas fiestas en las que poder conocer
gente nueva… -entrecerré los párpados y noté que mi respiración se detenía.
-¿Y no se te ocurrió investigar más o mirar alguna imagen…?
–un suspiro se escapó de mis adentros y tuve la irremediable necesidad de
sujetarle por el cuello y lanzar toda mi ira contra él, sin embargo me contuve
y sólo alcancé a soltar una risa endiablada –inútil…
-¡Fue Ueda el que me pidió que idease este estúpido plan!
–se excusó vanamente.
-Kamenashi, Nishikido, Akanishi… -mencionó improvisadamente
el aludido -perdonadme, supuse que sería una buena oportunidad para limar
asperezas, me he equivocado… -lo comprendí, comprendí su punto de vista y lo
agradecí desde el fondo de mi corazón.
-Ha sido sólo un error, no te martirices por ello… -al
escuchar mis alentadoras palabras, Tatsuya recobró el ánimo y yo lo hice con él
–iré a recepción, a ver si puedo cancelar la reserva y de paso recuperar parte
del dinero invertido… -arrastré mi pesado equipaje hasta la entrada y una vez
accedí al hall me dirigí al primer empleado que vi –disculpé… -elevé la mano en
busca de su atención.
-Bienvenido, ¿en qué puedo ayudarle?
-Quiero anular mi estancia en este hotel… -pronuncié avergonzado
y en un descuido le arrebaté el impreso a Akanishi, para posteriormente
ofrecérselo a aquel individuo.
-Ya veo, ¿está usted descontento con el servicio recibido?
-¡No es eso! –negué entre aspavientos y musité en voz baja
–si todavía no me ha dado tiempo… -volví a retomar la conversación una vez
carraspeé la garganta y en un intento por ser simpático le dediqué una radiante
sonrisa –verá, por equivocación este inepto de aquí ha solicitado alojamiento
en este sitio y…
-Ya te he dicho que fue culpa de Ueda… -rechistó Akanishi a
lo lejos –además… -oí resonar sus pisadas y poco después se posicionó frente a
mostrador, el cual golpeó amenazante -no hay que darle tantas explicaciones a
este tipo, rembólsenos la cuota íntegra y nos marchamos… –una pausa duradera
tensó el ambiente y mi esfuerzo por mantener un trato cordial con el trabajador
fue en balde.
-Entiendo, pero lamento informarle que me es imposible
realizar ese trámite, usted ha firmado un contrato por adelantado y por lo
tanto la empresa no se hace responsable de futuros percances… -respondió con
seriedad.
-Está bien, haga lo que le he pedido igualmente… -a
regañadientes acepté su dictamen y aguardé impaciente a que completase la lenta
gestión.
-Listo, aquí tiene el resguardo con la rescisión de su solicitud
–guardé dicho papeleo en el bolsillo de mi pantalón e hice una reverencia.
-Gracias… -agradecí sin prever lo que ocurriría después –una
duda, ¿por casualidad no conocerá algún hostal disponible en esta zona?
-Me temo que no, afortunadamente es una época de gran
afluencia en este recóndito emplazamiento y ninguna pensión queda vacía –al
enterarme de la noticia me llevé las manos a la cabeza y pretendí poner un
remedio tardío al problema.
-No hay ningún problema, sin embargó deberá abonar de nuevo
el coste inicial y un añadido, el precio ha sufrido una inesperada subida…
-¡¿Estás jugando conmigo?! –sostuve a Jin por la muñeca,
evitando que se abalanzase directamente sobre el hombre, que no tuvo reparo
alguno en esbozar una sonrisa sarcástica.
-No pasa nada, pagaré lo que haga falta, no quiero pasar la
noche en la calle… -ofrecí mi tarjeta de crédito y el recepcionista descolgó
las llaves.
-Espero que su estancia en el hotel sea agradable, esta será
vuestra habitación… -comentó mientras dirigía uno de los llaveros hacia Ueda y
Ryo –y esta otra para los dos –nos señaló a Jin y a mí. Al principio no supe
reaccionar, pero una gota de sudor helado descendió desde mi frente hasta el
cuello.
-¿Qué…? –balbuceé.
Me ha gustado el primer capítulo.
ResponderEliminarEspero leer mas pronto ^^