sábado, 2 de mayo de 2015

Retrato de un Demonio - Capítulo 01


Capítulo 01

Mi sueño siempre ha sido la fotografía, desde que era una niña supe que mi destino era convertirme en profesional, por ello doy todo en cada clase, llevo mi cámara a todos lados, pero entonces… sucedió algo que aumentaría mi pasión por tal afición.

Era un día de verano como otro cualquiera, perfecto para sacar diapositivas, siempre que tenía la oportunidad fotografiaba cosas hermosas a mi parecer, me gustaba plasmar las alegrías de la gente ante todo. Mis ojos buscaban la perfección aquella tarde calurosa, pero no pensé que sería capaz de encontrarla. Cuál fue mi sorpresa al comprobar que no era así. Mi objetivo se desvió un poco hacia la derecha y allí, ante mi cámara, apareció la imagen de un chico, un chico de constitución delgada, pelo oscuro y ojos de igual color. Vestía con gran estilo, era además increíblemente guapo. Se encontraba sentado en uno de los bancos de aquel parque, en sus rodillas se podía divisar un par de hojas y en las manos una preciosa guitarra que tocaba sereno, se fundía con los sonidos que sacaba de ella. Parecían no importarle los gritos de los niños que jugaban en torno a él, allí se encontraba solo.

Sin darme cuenta comencé a sacar fotos de aquel hombre, mi conciencia me decía que estaba mal pero el deseo era mayor. Intentaba no ser descubierta, ya que tan sólo pensar en la posibilidad de que sucediese moriría de vergüenza. Aquel extraño elevó la mirada y sacó su mejor sonrisa. Cuando me dispuse a captar aquella bella estampa alguien entro en el plano, se trataba de una muchacha. Recogió cuanto tenía y se dispuso a caminar junto a ella. Mis ojos se entristecieron, tal vez no volvería a verle más, nunca podría fotografiarle de nuevo.
___
-Encontré la imagen perfecta –sonreí recordando la escena, aunque ciertamente con nostalgia.

-¿Sí? –respondió sorprendida mi compañera, que estaba sentada al lado. Ambas en poco tiempo nos hicimos buenas amigas, así que intentó curiosear un poco más allá de mi escueta confesión –cuenta, cuenta…

-Pues… a ver, fue casualidad –expliqué mientras asentía, intentando narrarlo lo mejor posible.

-Vaya, felicidades –mostró una cálida y tierna expresión -¿la presentarás al concurso?

-No lo sé… -dejé caer levemente la cabeza y aproveché el momento para sacar una carpeta de mi bolso –él es perfecto, aunque falta algo… -mientras decía aquello le mostré las fotografías. Tal vez lo mejor de ellas es que se veían bastante naturales y nada forzadas, pero la verdad es que estaba algo confusa con el tema.

-¿Él? –rápidamente dirigió su mirada hasta mis manos, contemplando lo que sostenía en ellas –hay que reconocer que es bastante atractivo, eso no voy a negártelo.

-Lo es –contesté con una risa atontada e infantil. 

-Puede que ganes el primer premio sacándole una buena sesión, ¿no crees? –no puede evitar rechistar ante el comentario.

-Erika, no deberías darme ideas, te recuerdo que tú también te presentas… 

-Sí, pero no me importaría que ganases tú y lo sabes – dejé que finalizase la frase y ambas nos levantamos de la cafetería en la que habíamos pasado gran parte de la tarde.

-Bueno… -guardé cuidadosamente las fotos, como si se llegase a tratar de un verdadero tesoro -ya da igual, no creo que vuelva a verle nunca…

-Eso suena bastante pesimista –me miró un tanto preocupada por la forma en que mi tono de voz cambió.

-Te equivocas, suena realista… -sinceramente estaba un tanto afligida, no era capaz de pensar en otra posibilidad.

-Deberías tener esperanza, ya sabes que en esto es lo único que nos salva –sentenció con su ya típica frase –oye, yo me voy por aquí, nos vemos mañana y alegra esa cara, ¿de acuerdo? –poco después se despidió y la perdí de vista al marcharse por la calle contigua–.

-Lo intentaré, adiós… ¡y gracias! –hice una pequeña reverencia, todavía parada en mitad de la acera. De camino a casa no paré ni un instante de pensar y meditar, definitivamente no me rendiría, tenía que conocerle, no importaba la manera. Durante varias semanas pasee por el parque, intentando encontrarle, día tras día, pero aquel misterioso chico no volvió a aparecer por allí.
___
-Mierda, mierda, mierda… -me dejé caer sobre la mesa, soltando un sonido de lo más lastimero.

-¿Estás bien? –preguntó, mirándome fijamente. Si era sincera conmigo mismo y con ella, no, no estaba bien ni tampoco quería hablar sobre el tema, pero sabía que no me quedaba otra.

-No está, desde aquel día me he dejado caer en aquel lugar cada tarde, el sitio en que le vi y no está, no sé nada de él… -los resoplos se escapaban de entre mis labios cada vez con mayor intensidad -ya no se qué hacer, se acabó, lo doy todo por perdido… 

-Espero que no te lo tomes a mal, aunque por tu aspecto diría que comienzas a estar algo obsesionada…

-No es cierto, es que el plazo concluirá dentro de poco y aún no he podido presentar mi trabajo, a este paso no se qué voy a retratar… 

-Es fácil, presenta otras fotos, ¿no crees? –parecía fácil, no obstante era una situación complicada -es verdad, ese chico es mono, sin embargo hay miles igual que él, sólo tienes que buscar y tú derrochas un gran talento y potencial, serás capaz de salir airosa del percance –su mano se posó en mi hombro, pretendía reconfortarme y sin duda sabía hacerlo.

-Tienes razón, gracias Erika… -susurré, aunque la mirada perdida, a lo que ella negó, acariciándome la cabeza. A la salida de clase ambas nos separamos como ya era costumbre, sin embargo confundida tomé mi rutinario camino hacia el parque, realmente no podía impedirlo, mis pies andaban por sí solos. De repente, en aquel lugar solitario debido a las horas y la caída del sol, escuché una dulce canción, tan cautivadora que me atraía hacia ella. Al doblar la esquina para comprobar de donde procedía, apareció. Estaba en el mismo banco, con su misma guitarra, no podía creerlo, diría que me quede en estado de shock pues no esperaba tal acontecimiento. Callada, no pude hacer otra cosa que agazaparme tras unos matorrales, no quería llamar su atención, ni tampoco marcharme y dejar de escucharle cantar, así que aquella era la mejor y única opción. En cuestión de segundos comprobé que su voz era también digna de admiración.

-¿Te gusta? –le escuché preguntar ante mi asombro -puedes salir, así me das tu opinión -siguió tocando, sin ni siquiera dirigirme la mirada. Abochornada salí de mi escondrijo y me senté a la otra punta del banco, por algún motivo estaba aterrada, aquel muchacho tenía un aura demoledora -¿cómo te llamas? 

-Ma… ki… -respondí con un hilo de voz, estaba demasiado nerviosa.

-Maki, eh… -soltó una liviana carcajada -¿qué te parece? –su mano se movió, acercándome la partitura.

-Lo siento, yo no entiendo de esto… 

-Entonces escucha –sus dedos se alargaron todo lo posible, cortando mis palabras. Tras ello se aclaró la voz y comenzó a cantar, tocando la afinada guitarra. Pronto la canción lleno todo el lugar y mi alma de alegría, aun así no podía apartar la vista del suelo ni un instante. Él cerró los ojos y sonrió, dejándose llevar hasta el final -¿y bien? –me miró a la cara, esperando una respuesta a su cuestión.

-La letra habla del amor, de ese amor puro y verdadero, pero no sabes expresar lo que quieres de verdad, esos sentimientos… -¿estaba cometiendo un error al dar mi punto de vista? Definitivamente sí.

-¿Qué…? –chasqueó la lengua, bastante molesto diría yo -tenías razón, no entiendes nada sobre la música… -cogió la partitura e hizo en ella un par de ajustes y anotaciones.

-Perdón… -pedí disculpas y ambos cruzamos miradas de nuevo.

-Mi nombre es Ryo –repentinamente se levantó, guardando todas su cosas en una pequeña mochila de color negro -hasta mañana pequeña, no me falles –aprecié que guiñaba un ojo, ¿tal vez era cosa mía?  

-¿Hasta mañana…? –¿qué quería decir con ello? A causa de sus repentinas palabras no paré de darle vueltas a la cabeza durante horas, ¿querría quedar conmigo? Una parte de mí decía que sí, sin embargo la otra parte no podía evitar descartarla. Pensando y pensando llegué a una conclusión, si mañana le veía aparecer me acercaría a él, pues sólo sentía interés profesional. Quería ganar el concurso a toda costa.
___
-Buenas tardes… -saludé con la mano en la boca y una postura de lo más modesta. Cuando escuchó mi llegada elevó la cabeza, mirándome de arriba abajo. Mis suposiciones fueron ciertas, estaba ahí.

-Te has presentado, pensé que no pillarías lo que dije ayer por muy obvio que fuese –como si fuese ya habitual tomé asiento lejos de aquel extraño -échale un vistazo –señaló sus apuntes y yo obedecí. 

-Lo has modificado… -estaba un poco confusa, ¿por qué lo habría hecho?

-Sólo un par de cosas, ¿mejor ahora? –su forma de actuar a la hora de hablar sobre el tema me parecía un tanto chulesca, de todas formas iba a ser sincera, horriblemente sincera.

-Pues la verdad es que… -de mi boca salió una pequeña risa ahogada que me delató.

-No sé ni para qué te pregunto –se podía notar su enfado a leguas, sobre todo cuando me arrebató la letra de golpe.

-Eres tú el que ha pedido mi opinión… 

-No me interesa lo más mínimo… –respondió cortante y volvió a lo suyo. Definitivamente solo le interesaba escuchar lo que quería, por lo tanto un poco decepcionada ante aquella personalidad, me levanté, haciendo una falsa reverencia de cortesía.

-Con tu permiso…  

-¿Ya te vas? –durante una décima de segundo le eché una mirada de reojo, volviendo después a mi sitio. Por desgracia no fui consciente de que dejé el bolso al filo del banco, y finalmente se volcó, precipitándose al polvoriento suelo. Lo peor de todo es que lo que había en el interior se esparció por la arena, incluidas aquellas fotos tan comprometidas. Reaccioné lo más rápido posible y comencé a recoger todo muy alarmada, pero ya era demasiado tarde.

–Vaya, interesante… –cogió una de ellas– ¿te dedicas a la fotografía? –sus ojos se abrieron más de la cuenta, mostrando la sorpresa que le suponía ver que el personaje que aparecía impreso en ellas no era otro que él mismo.

-Yo… -estaba angustiada, las manos me temblaban y sentía que el corazón se me saldría del pecho de un momento a otro.

-¿Eres una acosadora…? –dijo de forma dramática a la vez que se separó cuanto pudo de mí.

-¡No soy ninguna acosadora! –un chillido se escapó de mi boca, aunque no fue tan elevado como esperaba. En aquellas circunstancias el incidente no me hacía ninguna gracia, su broma sólo consiguió perturbar mi ya tocado estado de ánimo. 

-Esta foto no dice lo mismo –la miró de nuevo y comenzó a bajarse un poco el cuello de la camiseta -si me vas a violar hazlo pronto… 

-¿Pero qué estás diciendo…? –le quité la foto, resquebrajándola incluso -no tengo ningún interés en esas cosas…

-¿Entonces…? –su mano agarró la mía y los dos nos miramos atentamente. La expresión de aquel demoníaco rostro me provocaba pánico y terror -¿por qué tienes estas fotos? –estaba paralizada, sin palabras, incluso sofocada por los gritos que le había propinado hacia un momento –si te gusto sólo tienes que pedírmelas, de otra manera me das que pensar, ¿eres reportera?

-¿Reportera…? –intenté pasar por alto el primer detalle –no sé de qué me hablas… 

-Podría haberte contratado cualquiera de esas chicas, o tal vez…

-¿Qué chicas…? –sus continuas frases me desconcertaban, no entendía absolutamente nada.

-Sí, ya sabes… -se tocó la cabeza y sonrió de manera dudosa.

-No me ha contratado nadie, no hago ese tipo de trabajo… –solté de una vez por todas mi mano, la cual aun estaba sujetando –verás, te vi hace tiempo en este mismo lugar y sentí la necesidad de sacarte fotos… 

-Y… -inquirió para que continuase con la historia, le debía al fin y al cabo una explicación. 

-Estoy buscando la perfección… -no era consciente, pero aquellas palabras se articularon solas, sin ningún tipo de dificultad.

-¿La perfección? –ahora era él quien estaba confuso, sin lugar a dudas, cada vez todo se volvía más lioso.

-Amo el mundo de la fotografía y llevo mucho tiempo buscando la imagen perfecta para un concurso, si ganase el primer premio me abriría muchas puertas… 

-Me siento halagado –dijo, levantándose del asiento para ponerse justo frente a mí -podría posar para ti.

-¿En serio…? –pregunté entre contenta e incrédula. 

-Claro, si te alzas con ese primer premio también mi reputación se verá afectada por ello, para bien por supuesto, ¿no es así? –definitivamente tenía la certeza de que lo hacía por sí mismo, pero daba igual, iba a posar para mí, ya no había más impedimentos, mi modelo estaba listo y yo segura de que ganaría el certamen.

-Gracias… -me abalancé instintivamente sobre él, muy entusiasmada por la noticia, demasiado. Aunque fui la única que colaboro en aquel abrazo y tímidamente acabé separándome–si vamos a trabajar juntos no te acerques mucho a mí…

-¿Eh…? Que chica más rara, si te has arrimado tú… –suspiró, dejando de prestarme atención para centrarse en sus propios e importantes asuntos. Por el contrario yo no podía contener la ilusión de ver como mi sueño cada vez estaba más y más cerca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario