lunes, 20 de febrero de 2017

My Beloved Friend


Rocié sobre mi cuello el perfume más caro que poseía, saqué del armario un elegante traje que poder ponerme y me dispuse a salir de casa feliz y sonriente. Ni yo mismo comprendía qué provocaba tal estado de ánimo en mí, o al menos no quería entenderlo. 

Saludaba a todo aquel con el que me cruzaba, despertando miradas de asombro e incluso cuchicheos. Y es que habitualmente, no solía mostrar a los demás el lado extrovertido de mi personalidad. 

Tras atravesar un largo pasillo, llegué por fin al camerino secundario y asomé la cabeza a través de la puerta. Allí estaba él, Kamenashi Kazuya, el motivo de mi inmejorable humor. No podía contener más mis ganas por abrazarle y estrechar su mano, así que me anudé la corbata correctamente y di un paso. Poco después, me vi forzado a retirarme y acabé escondido tras la pared, y es que Kame mantenía una conversación privada con alguien, probablemente un miembro del staff. No quise inmiscuirme demasiado, pero tampoco pude evitar escuchar lo que decía.  

-¿Matsumoto Jun…? –pronunció Kazuya en un susurro. Parecía pensativo ante la cuestión que se le había planteado y se tomó un breve tiempo para responder –sí, es un buen amigo y compañero de trabajo, le tengo un gran aprecio –al oír su opinión, irremediablemente me vine abajo. Quise impedirlo, no obstante fui incapaz. Me erguí más altivo que nunca y entré a la habitación, dejando boquiabierto a un risueño Kamenashi –hola… -dijo.

-Yo no quiero ser tu amigo… -sentencié con un tono frío e incluso déspota –te he invitado a comer en innumerables ocasiones, cada día te mando un nuevo mensaje e incluso soy capaz de vestirme así para intentar llamar tu atención, ¿de verdad no te has dado cuenta todavía? -tras expresar lo que tanto me afligía, me marché de allí, dejando atrás a un impactado Kamenashi.
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Desgraciadamente, Kame asistía aquel día como invitado a un programa de variedades del que yo era presentador. Mis compañeros de grupo me contemplaban incrédulos durante los descansos, y es que decidí excluirme en un rincón, ajeno a todo. Kame tampoco se acercó a mí, incómodo por lo que había sucedido minutos antes. 
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Después de tan desagradable suceso, no volví a ponerme en contacto con él. No contesté a sus llamadas y si le veía merodear por la empresa, siempre ponía cualquier excusa absurda y posteriormente huía de su lado. Había sido rechazado, y lo peor de todo, sabía que le debía una disculpa. 

Me subí al coche e iba a abandonar el aparcamiento, hasta que alguien me lo impidió. A punto estuve de atropellarle, sin embargo Kamenashi no me cedió el paso y se mantuvo impasible.

-Lo siento Jun, he sido desconsiderado contigo, lo lamento mucho, pero dame una oportunidad, esta vez tendré en cuenta tus sentimientos, te lo prometo… -afirmó. Mi corazón latió muy fuerte y sólo logré asentir. Tendría que emplearme a fondo si deseaba pasar a ser algo más que un simple amigo.

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