martes, 18 de febrero de 2014

Only You「Kimi to no Kizuna」- Capítulo 01



Capítulo 01

“Así como desapareces ahora de aquí, es normal que todo tenga un final pero… todo lo que vimos juntos y estos sentimientos no cambiarán. Mis sentimientos son muy fuertes para pertenecerle a alguien más. Solo a ti.”

–¡Miku, Miku! –escuché los gritos de alguien aclamándome. Me giré para ver quién era y me mordí el labio inferior al descubrir que se trataba de él. Vino corriendo sofocado hasta que se detuvo a mi lado –¡Adivina qué! Algo increíble... me acaba de pasar… –habló enseñando sus dientes. Intentando aliviar su agotamiento por la carrera, acaricié levemente su espalda tras agacharse y apoyar las manos sobre sus rodillas. Aún así parecía bastante contento, y la verdad es que con una sonrisa en los labios le encontraba más que adorable.

–No sé, dímelo tú –contesté curioso, sentía intriga por saber que le había ocurrido para mostrarse tan entusiasmado. Lo que yo no sabía era que el motivo de su felicidad iba a arrebatarme la mía.

–Piko… ¡me aceptó en su banda! –escuchar su nombre hacía que mis dientes rechinasen, no me caía bien, desde hacía unos meses se había interpuesto entre él y yo, apenas quedábamos por su culpa. No imaginé que llegase el día en el que mi pequeño ángel le propusiese formar grupo, por lo que la noticia me dejó en un tremendo estado de shock. Para mi desgracia aún había otra peor.

–Debes estar realmente contento, tu sueño se hará realidad, enhorabuena –tuve que fingir que me alegraba para no hacerle sentirse mal. Pero lo que él no sabía era que yo me había estado esforzando muchísimo para ser un buen cantante y así, en un futuro ambos formásemos nuestra propia banda.

–¿¡De verdad!? –exclamó con una sonrisa de oreja a oreja, una parte de mí deseaba que siempre se viese tan radiante como ahora, pero por otra, me dolía que ese entusiasmo no fuese causado por mí, sino por el estúpido de Piko. Mientras estaba perdido en mis pensamientos noté cómo su rostro se fue tiñendo de rojo –esto… Miku… hay algo más… –se incorporó para estar de nuevo a mi altura, mirándome fijamente, pronunciando después las palabras que me harían hundirme en una total miseria –verás… se me ha declarado… me ha dicho que le gusté desde el primer día –mis ojos se abrieron considerablemente, de pronto todo se detuvo y oí como algo hacía “crack”. Sabía perfectamente de dónde procedía ese sonido. Me empecé a encontrar fatal, desesperado, queriendo gritar lo mucho que le amaba, pero fui incapaz de pronunciar absolutamente nada, el hecho de sentir cómo mi corazón acababa de romperse en mil pedazos me dejó paralizado.

–¿Ah sí…? Eso es genial… –es todo lo que pude responder, mostrando una sonrisa falsa para evitar su angustiarle.
______

Empezó a llover cuando regresaba a casa, sin embargo, en ese instante, lo que menos me importaba era acabar empapado. Quien me iba a decir a mí que ese día se acabaría toda mi alegría, además de la esperanza que tenía de que estuviésemos juntos, en un abrir y cerrar de ojos. Si hubiese sido sincero con mis sentimientos desde el principio, quizás ahora nadie nos separaría. Al principio solo me acerqué a él porque quería protegerle. Le acosaban unos clientes del hotel en el cual yo estaba trabajando a tiempo parcial. Su físico no llamaba la atención, castaño, ojos oscuros, con gafas, camiseta y vaqueros… en definitiva, todos dirían que era alguien más del montón, pero eso solo fue siempre a simple vista. En realidad ocultaba un encanto espectacular, que me dejó cautivado desde el momento en el que le conocí. Cuando me quise dar cuenta, mis recuerdos con él aparecieron en mi mente, haciéndome llorar.


“Hay momentos que parecían un sueño y al recordarlos mis lagrimas brotan, revivir los recuerdos las desbordan.”


–Flashback–

Todo empezó un día que iba caminando por el pasillo. En esa zona se encontraba el anfiteatro. Me detuve cuando escuché un ruido bastante fuerte proviniendo de dicha estancia. Asustado me aproximé a la puerta abriéndola tan solo un poco, lo suficiente como para poder presenciar una escena que no me gustó en absoluto. Más de cinco chicos golpeaban a otro que estaba en el suelo. Sus gritos se podían escuchar claramente, al igual que las risas de sus agresores. Presenciar ese suceso conseguía que me hirviese la sangre, por lo que sin pensármelo dos veces entré para evitar que le siguiesen pegando. Uno de ellos vino hasta mi posición pero en cuanto descubrió quien era yo, gritó mi nombre horrorizado y después de eso todos salieron corriendo.

–Nunca me dejan divertirme… –comenté en voz alta mientras revolvía mi cabello rubio. Comprendía perfectamente la reacción que tuvieron. Muchísimas personas sabían lo bueno que era boxeando, había ganado varios campeonatos nacionales junto a mi gimnasio –ah… –por un momento me olvidé completamente de ese joven. Pero verle tendido de esa manera, con la cara llena de heridas y el cuerpo magullado me hacía sentir lástima por él –¿Te encuentras bien? –pregunté, acercándome para comprobar cuál era su condición.

–Uh… –soltó un quejido mientras se tocaba un costado. Apenado le ayudé a sentarse, debía dolerle cada músculo de su cuerpo. Durante un momento nos contemplamos fijamente, me sentía absorbido por esos enormes ojos negros –Esto… gracias… –el extraño hechizo de aquella mirada se rompió cuando escuché su voz. Pude comprobar que sus lentes estaban rotas en el suelo. Sin pararme mucho a pensar me tomé demasiadas confianzas, despeinándole con una amplia sonrisa.

–No me agradezcas –me incorporé recogiendo sus anteojos y después le tendí la mano, esperando que la tomase –Mi nombre es Tsukiyama Akiharu, pero todos me conocen como Miku –después de un par de segundos, los cuales me parecieron eternos, agarró fuertemente mis dedos para poder ponerse en pie.

–Miku… –murmuró y sentí como mis mejillas empezaron a arder cuando lo pronunció –yo… soy Nuguishi Takuya… encantado… –se presentó nervioso. Siempre me gustó mucho como sonaba su nombre, era precioso. Le entregué sus gafas y se las puso sin importarle que estuviesen rotas. Después le llevé en mi espalda hasta el hospital más cercano. La idea de no volvernos a ver, convertirnos en extraños de nuevo, me horrorizaba por completo. Pero no iba a permitir que este fuese el final, y aunque me costó mucho, conseguí pedirle su dirección de correo electrónico. A pesar de que lo pasé mal en ese momento, cuando lo recuerdo, no puedo evitar reírme de lo mucho que me temblaba la voz. Una vez lo ingresaron, y a consecuencia de tener que regresar a mi trabajo, ambos nos despedimos con un dulce “hasta luego”.
______

–Yo seré tu héroe, Taku-chan –comenté en cuanto le vi tumbado en el césped, descansando debajo de la sombra de los arboles. Lo había estado pensando todo este tiempo, daba la sensación de que si le quitaba la vista de encima tan solo un momento, alguien aprovecharía para herirle.

–¿Mi… héroe? –repitió abriendo los ojos anonadado. Con una amplia sonrisa me tumbé a su lado, esos momentos hacían que mi corazón latiese con fuerza.

–Sí, te defenderé y no permitiré que nadie te haga daño –expresé en un tono muy alto, lleno de energía. Ahora éramos muy buenos amigos, habían pasado un par de semanas desde que nos conocimos y por suerte el acoso había cesado. Yo tenía la esperanza de que fuese gracias a que no le dejaba solo ni un segundo.

–Gracias… –había escuchado esa palabra salir de sus labios millones de veces, siempre le regañaba ya que no existía la necesidad de decirlo, pero al final nunca le daba mayor importancia debido a la dulzura que transmitía.

–Takuya… –fruncí el ceño aparentando enfado, lo cual hizo que se alterase un poco, agarrando mi mano casi desesperado.

–No te cabrees conmigo, por favor… –suplicaba al borde de las lágrimas. Ahora me sentía culpable por mentirle, así que le regale una reluciente sonrisa pero con la intención de seguir tomándole un poco más el pelo.

–Si me das un beso te perdono –expresé bromeando pero su reacción me pilló desprevenido. Su cara se había puesto completamente roja, miraba a todos lados mientras se mordía el labio inferior, pasando después la lengua por éste bastante nervioso. No podía ser… ¿se lo había tomado en serio?

–Es-está bien… si con esto me prometes dejar de estar enfadado, yo… –tras decir eso cerró los ojos, temblando por completo, mostrando esa boca tan linda y apetecible que tenía. Mi corazón latía con mucha fuerza, sin hacerle esperar más, me acerqué para juntar nuestros labios, hasta que fueron escasos los centímetros que los separaban. Pero nunca llegaron a rozarse siquiera. No era correcto, así que giré mi rostro y posicioné mi boca contra su pómulo, agarrándole por la nuca para que ese contacto fuese largo y sonoro. Él abrió los ojos en cuanto me separé, su expresión era de completa desorientación –¿Miku? –pronunció y, tratando de ocultar mi vergüenza, me incorporé despacio.

–¡Era una broma! –exclamé intentando sonar lo más normal posible, fingiendo hasta mi risa. Al mirarle por un momento la estúpida idea de que se veía decepcionado cruzó mi mente, pero al instante negué con la cabeza para deshacerme de ella. Todo esto había sido producto de mi imaginación. ¿Qué otra cosa podía ser? ¿Qué Takuya quería besarme? ¡Imposible!... ¿verdad?

–Ah… –comenzó a reír también, aunque levemente –que cruel, me has engañado por completo. No bromees con eso… –se quejó inflando los mofletes. Sin poder controlarme, me puse de rodillas frente a él y besé esta vez su barbilla –¡¿Ah?! –en ese momento nuestros rostros ardieron con la misma intensidad.

–Ya estás perdonado –mostré mi lado más infantil –Pero… –acerqué un dedo hasta posarlo sobre sus labios –esto solo debes dejar que lo pruebe la persona a la que ames, ¿de acuerdo?

–Miku… –susurró, en ese momento no supe entender que significado oculto había tras aquel tono. Posteriormente me sonrió logrando que todas mis preocupaciones anteriores volasen lejos.
______

–Vamos, no te quedes atrás –quería llegar cuanto antes, este tipo de actividad me emocionaba considerablemente. Como andaba muy lento agarré su mano con firmeza y tiré de él –¡Corre! ¡Quiero montarme ya! –estábamos en un pequeño parque de atracciones, el cual contaba con una atracción de barcas sobre el agua. Te dejaban unos 20 minutos para que remases tranquilamente. Takuya hoy se había puesto muy guapo, hacía más de un año que nos conocíamos y le había sugerido que utilizase lentillas.

–¡Espera! –se quejaba entre risas, su actitud en los últimos meses había cambiado, es cierto que seguía siendo muy tímido pero ahora era más abierto conmigo, me contaba todo lo que pensaba, lo que le ocurría, sus penas, sus alegrías. Poco a poco fue mostrándose como de verdad era, y ser el único que presenciaba esos acontecimientos me hacía dichoso.

–Deme dos entradas –pagué el dinero de ambos tickets en la taquilla y arrastré a mi compañero dentro de una de las embarcaciones.

–No es justo, siempre eres el único que gasta el dinero cuando estamos juntos… déjame hacerlo a mí alguna vez –refunfuñaba mientras cogía los remos para que nos moviésemos por el estanque.

–Vaya, eres bastante bueno –le halagué esperando poder cambiar el tema. Me había demostrado que era demasiado vulnerable a mis elogios –Es guapo, listo, amable, cariñoso, divertido… sin duda Taku-chan lo tiene todo –me acomodé mirándole con una sonrisa pícara.

–¡E-eso no es cierto! –había conseguido mi objetivo y además un rubor en sus mejillas. Me agradaba muchísimo verle actuar de esa manera, visualizando avergonzado la madera bajo sus píes –Tú eres… mejor en todo eso que yo…

–¿Quizás debería dejarte ser mi pareja? –jugué con los mechones de mi pelo y me incorporé acercándome mucho a él. Agarré sus dos manos, las que sujetaban los palos. Su nerviosismo aumentaba a cada momento y sin llegar a esperarlo me apartó de golpe, empujándome al agua. Saqué la cabeza en cuestión de segundos, bastante atónito –¡Me has tirado!

–¡Lo-lo siento! –se disculpaba hasta que comencé a reír –¿Eh? –no entendía mi reacción, podía saberlo tan solo mirando su cara completamente confusa.

–Eres muy divertido, Takuya –empecé a nadar alrededor de la balsa pero recibí una regañina de mi compañero por ello. Fue la primera vez que le escuchaba decir algo así.

–¡Tonto! Sube aquí ahora mismo… te podría pasar algo –en eso alargó la mano para que la cogiese y con cuidado de no volcar el bote, me ayudó a subir  –Estás totalmente empapado… –susurraba angustiado.

–Ya se secará, no te preocupes –con las manos sacudí mi cabello, luego le observé fijamente –¿Qué te ocurre?

–Si… te llegase a pasar algo… yo… –empezó a sollozar, me sentí tan mal al verle de esa manera, así que le abracé con dulzura contra mi cuerpo. Aunque habíamos pasado mucho tiempo juntos, ésta era la primera vez que le tenía entre mis brazos. Ahí tuve que darme cuenta de lo que realmente sentía por él.
______

Durante el resto de la semana Takuya empezó a actuar raro, no era capaz de mirarme, ni de mantener una conversación normal conmigo, ni si quiera escuchaba lo que le contaba. Esa tarde estábamos solos en mi casa cuando de pronto.

–Vo-voy un momento al baño –se escabulló sin dejarme continuar lo que decía. Me tumbé en la cama a esperarle, pero empezaba a estar ya un poco cansado de ese comportamiento, así que tracé un plan para que confesase que era lo que ocurría –Pe-perdona el retraso… –se disculpó con la cara completamente mojada.

–¿Sabes una cosa? –comencé a decir mientras me sentaba en el colchón, dejándole un hueco a mi lado. Cuando tomó asiento negó intrigado –He escuchado decir que si dos personas comparten las barcas del otro día y una de ellas le esconde algo a la otra, ambos terminaran tomando caminos diferentes en la vida –expliqué mostrando un semblante serio y me acerqué bastante a él, aprisionándole debajo de mi cuerpo –¿Tú no me estarás ocultando nada, verdad? Porque no me gustaría tener que separarme de ti…

–Yo… –intentó apartar la mirada pero no se lo permití, le agarré con los dedos el mentón para que me mirase fijamente a los ojos.

–¿Tú…? –quería que continuase, sabía que me escondía algo. Tras una pausa, donde nadie pronunció nada, Takuya respiró con fuerza.

–Yo… desde hace… algún tiempo… la verdad es que… me… me… g… –apretaba los ojos, resoplando. ¿Acaso él…? –gu… gus…ta… –mi pulso se aceleraba considerablemente a cada segundo que pasaba, transcurrió un minuto hasta que consiguió reunir el valor para expresarse, incorporándose un poco –¡me gustaría tocar la guitarra profesionalmente! –me quedé inmóvil durante bastante tiempo hasta que pude ser capaz de reaccionar, quitándome de encima.

–¿La guitarra? –asintió mirando a otro lado, ¿por qué me dolía tanto el pecho? ¿Es que esperaba que me dijese que yo le gustaba? Esa idea era absurda por lo que me reí en voz baja –¡Pero si eso ya lo sé! Por algo vas a una academia, ¿verdad? –de repente me entraron muchas ganas de llorar, pero no podía dejar que las lágrimas se desbordasen –seguro que te convertirás algún día en un guitarrista famoso.

–Sí… eso espero… –se mordió el labio tímidamente. A pesar de que afirmó que soñaba con ser profesional, en realidad se veía bastante desanimado. Algo en mi interior me decía que si no hacía algo para impedirlo, nuestros caminos de verdad se alejarían el uno del otro, como si esa historia que yo mismo me inventé se hiciese realidad.

–Entonces… ¿Te gustaría… en un futuro formar… conmigo una banda? –le propuse con un susurro de voz, bastante nervioso y atemorizado por su respuesta.

–Fin del Flashback–

“Mis lagrimas no se detienen, no sé cómo ocultarlas, tu recuerdo las desborda.”


Una llamada de teléfono hizo que dejase de revivir el pasado y volviese a la realidad. Cansado me incorporé de la cama, había llorado tanto que un tremendo dolor sacudía mi cabeza.

–Esa melodía… –sí, solo podía tratarse de una persona.

No hay comentarios:

Publicar un comentario