Érase una vez, hace mucho tiempo, existió un lobo de apariencia siniestra y oscura. Al ser de tal forma todos se alejaban de su lado, no era muy difícil descubrir la verdadera personalidad de éste. Era astuto, pues pretendía y anhelaba tener la apariencia de los adorables conejos, no obstante todos aquellos que creían en sus dulces gestos y bellas palabras no tenían un buen final. Cuando el cruel lobo tenía posibilidad, sacaba sus garras y se relamía los labios, acabando acto después con sus vidas. Se los comía.
Es así como la infancia me enseñó la realidad, sólo los inteligentes ganaban mientras los inocentes e incrédulos se quedaban atrás. Ese cuento marcó mi vida, tanto que ese lobo en esta enferma sociedad soy yo. Aprovecho mi intelecto para ir un paso por delante y saciar así mi sed de poder… y sexo, el amor no existe, sólo la diversión y el dolor. No estoy loco, pasado atrás me pisotearon hasta convertirme en lo que soy hoy, un ser más corrompiendo el futuro que está por llegar.
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-Por favor, detente… -rogaba mi presa número… está bien, da
igual, no soy capaz de seguir la cuenta. Mostrando mi mejor expresión me deleitaba
con sus sonoros gritos, los cuales me suplicaban que parase tanta tortura.
-Creí que te gustaba esto… -susurré en su oído, pasándole un dedo
ensangrentado por la mejilla, ¿es difícil adivinar de quien procedía aquel líquido
rojizo?
-Déjame ir, te lo pido… -lloraba a lágrima viva aquel bello rostro, tanto
que cada vez me daban ganas de hacer que sufriese más. Dándole la última
embestida me separé, haciendo una mueca de disgusto, era hora de dejar de
jugar.
-En el fondo te estoy haciendo un favor, ¿morir así no es lo mejor?
–los ojos de aquella persona se abrieron y chilló desesperado, yo por el
contrario reía, terminando de subir la cremallera de mi pantalón –descansa en
paz… -el resto es obvio. Una muerte más, una muerte menos, ¿a quién le
importaba? Este mundo es estúpido, problemático y aburrido, pero yo seguía adelante,
engañando, ese era mi único motivo de existencia, ¿acaso la belleza de la
violencia no era atrayente si se disfrazaba?
-Ueda… -se postró uno de mis
súbditos en el suelo, acercando una copa hasta mí. Podría considerarse que mis
actos eran dignos de la silla eléctrica, sin embargo algunas personas me
admiraban, probablemente deseaban ser los siguientes. Yo no ponía interés en
ellos, buscaba hombres tan puros que confiasen en la cara que les quería
mostrar. Únicamente el sexo masculino me llenaba y aunque todos solían darles
más uso a sus pollas que al propio cerebro, aquellos que no lo hacían se veían
vulnerables, podría calificarse de placer prohibido. Lo tenía todo, más de lo
que quería, hasta que un día…
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-Vámonos de aquí… -tiré del brazo de mi compañero, el cual subía las
escaleras sin darle importancia a mis insistentes palabras.
-¿Por qué? Sólo vamos a tomar algo, te ves molesto, relájate un poco…
-No me fio de él… -le observaba por detrás. Ese tipo era tan extremadamente
amable que me resultaba extraño, su mirada me pedía estar alerta.
-Le das demasiada importancia, te prometo que si la cosa se pone seria
nos marcharemos –se soltó de mi agarre, a lo cual tan solo pude chasquear la
lengua. Pronto nos encontramos recorriendo los pasillos de aquella gran
mansión. Receloso o más bien sorprendido por tal fortuna, observé a varios
chicos a sus órdenes. Las edades parecían ser muy dispares, había desde niños a
adolescentes, llegando a gente más adulta.
-Yuichi… -susurré, esperando llamar su atención, no obstante estaba
tan absorto o más que yo.
-La fiesta está a punto de comenzar –cortó aquel tenso ambiente el
anfitrión, abriendo las puertas de un inmenso salón. Comenzaba a pensar que el
único con cabeza en aquel lugar era yo. Poco a poco iban llegando más
invitados, comida, bebida y personas con las que charlar, parecía una velada digna
de la mismísima realeza.
-Nakamaru… -le cogí seriamente por los brazos, poniéndome frente a él
–yo me voy de aquí…
-Estás muy pesado, disfruta y cállate ya… -mostró una expresión de
enfado.
-Piensa un poco, un extraño al que conoces desde hace un par de
minutos, te invita a una celebración privada, no sabemos nada de él…
-¿Acaso eso importa…? -me tapó la boca de mala manera, dejando que
hablase contra su mano –probablemente ninguno de los que estamos aquí sepamos su
nombre, considéralo una cita en grupo…
-¿Sólo de varones? –solté una carcajada sarcástica –lo siento, pero
adiós… -me despedí, abandonando posteriormente la sala. No me era agradable
dejarle atrás, pero era demasiado testarudo y no atendía a razones. Cuando
quise darme cuenta estaba perdido, no sabía por dónde había venido ni a dónde
me dirigía. Todo era tan lúgubre y siniestro ahora, daba la sensación de que
las brillantes luces y decorados que vi al entrar fueron producto de mi
imaginación -¿ho… hola…? –preguntaba angustiado, no lograba ver a nadie en las
inmediaciones.
Podría calificarse de irrespetuoso, pero tímidamente decidí entrar en
uno de los cuartos que se encontraba cerrado. Una terrible arcada recorrió de
repente mi cuerpo, provocando que vomitase nada más ver la escena que se expuso
ante mis ojos. Un montón de cadáveres apilados, putrefactos… ¿qué demonios…? No
era capaz de pensar con claridad. Una vez me limpié la boca con el dorso de la
mano, cerré de golpe aquella horrible estancia, quería escapar de allí. Tras
varios minutos en los que estuve completamente paralizado, pensé en la suerte
que podría estar corriendo en ese instante mi mejor amigo, y con las pocas
fuerzas que me quedaban tuve el valor necesario para echar a correr, había que
sacarlo fuera aunque fuese a rastras. Anduve hasta la asfixia, ¿cuánto tiempo
habría perdido ya? Cuando di toda esperanza por perdida me percaté de mi
situación, estaba de nuevo en el sitio que tanto buscaba, sin embargo ya era
tarde, muy tarde. Me dejé caer de rodillas en el suelo y en ese momento escuché
voces, pisadas, lo mejor sería esconderme.
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-Recoged toda esta porquería… -me toqué la cabeza, exhausto a la par
satisfecho, acababa de experimentar una nueva y agradable sensación. Mis
órdenes fueron acatadas, no solo los cuerpos desaparecieron, sino también todo
rastro de violencia. Aun me excitaba verlos desnudos, siendo arrastrados
mientras desprendían sangre –me retiro…
-aclaré, dando a entender que no era buena opción que me molestasen,
necesitaba descansar después del frenesí.
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-Nakamaru… -las lágrimas inundaron pronto mi rostro, no era capaz de
hacer otra cosa después del shock. No me atrevía a afrontar la triste realidad
de tal masacre. Estaba furioso, mi cuerpo y alma rebosaban ira, tenía que
hacer algo, ¿pero el qué? Venganza, aquella palabra se adentraba cada vez más
en mi mente, haciéndome perder la razón. Sonaba tan bien…
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Abrí lentamente los ojos, molesto y aturdido por el intenso brillo del
sol, desee que desapareciese, era tan odioso. Como si mis pensamientos fuesen
leídos algo se interpuso entre el ventanal y yo, parpadeé varias veces,
procurando visualizar la sombra. Una tierna sonrisa se clavó en mi retina, tanto
que no podía apartar la mirada de ella.
-Buenos días… -me toqueteó la cabeza levemente, aprovechando para
apartar un mechón de pelo que ocultaba parte de mi cara.
-¿Quién eres tú…? –tosí un poco, incorporándome después hasta estar
nuestros rostros prácticamente pegados.
-Eso no debe incomodarte ahora… ¿no? -sacó un poco la lengua, a punto
de rozarme el pómulo con ella.
-Me… resultas bastante familiar –pude que fuese la primera vez que los
nervios se adueñaban de mí, sentir aquella respiración acariciándome, su dulce
aroma, estaba perdiendo la cordura por momentos.
-Puede… -pronunció de manera sensual –mi nombre es Kazuya… -lo dejaría
estar, su esbelta figura no me dejaba meditar con claridad, ¿cambiaría de
opinión respecto a aquellos que me servían por él?
-Así que Kazuya… -sonreí y entreabrí los labios, anhelando en el fondo
un beso de los suyos. Jamás había experimentado tal excitación en unas
condiciones parecidas, me tentaba a violarle de la forma más dura y a la vez
tierna que fuese posible.
-Exacto, para servirle, señor –hizo una sensual reverencia, tanto que
el calor que recorría mis venas aumentó. Que me tratasen con superioridad nunca
había sido tan apasionante.
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-Yuichi… -recorrí lo que quedaba de él con mis dedos fríos –estás
feliz, ¿verdad que si…? –habían pasado días, días en los que busqué sus restos
entre cientos de muertos, y ahora le hablaba a su cadáver, como si estuviese
aun con vida, ¿qué me ocurría? –pronto todo acabará, créeme, tú sufriste y el
culpable lo hará todavía más… -reí,
besándole la frente al fallecido, impregnando mi nariz de un olor asqueroso
–pronto, muy pronto…
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Excusas, es todo lo que buscaba para tenerle a mi lado. No necesitaba
nada más, aquel individuo se apodero de mí. Le seguía extasiado, espiándole en
cualquier ocasión. Estaba robándome el poco corazón que aun poseía, me sonreía
y yo sacaba aquel amor que jamás di, ¿quién de los dos era sincero? Todo tenía
otro matiz.
-Tatsuya, llámame Tatsuya –le abracé contra mí regazo, cerrando los
ojos por un instante. Estaba cambiando, ¿por qué no deseaba hacerlo mío de
igual forma que con los demás? Quería borrar todo, aunque no era posible.
-Tatsuya, me quieres, ¿verdad? –era tan deseable, me dejaba atónito
con sus formas, sólo pude asentir -¿darías cualquier cosa por mí?
-Todo… -lo que no sabía es que ya lo estaba dando, me estaba
entregando por completo. Así pasaba la vida, mi vida, deseando no despertar
jamás de aquel sueño, pero para mí no existía un final feliz. Tenía que pagar
por mis crímenes con el castigo más inhumano, perder al hombre que me hizo ver
el futuro y el día a día con algo de amabilidad y color –te amo, te amo…
-repetí, creyendo que era reciproco. Le mantendría a mi lado aunque fuese como
fuese.
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Era el momento, estaba trastornado, lo sabía y no me importaba ya, no
tenía nada que perder. La espera concluyó con la taza de café hecha añicos, lo
poco que quedaba de la droga se esparcía por el suelo. Aquel despreciable ser
estaba casi sin conciencia ya, alzaba sus manos, esperando que le socorriese,
pero las mías estaban ocupadas empuñando un cuchillo.
-Lo siento… -tuve un último reparo y me disculpé, arrebatándole
aquello que él había quitado a tantos. Una mezcla de sentimientos me
invadieron, y una duda, ¿lo que hizo ataño estuvo mal o por el contrario fue
peor lo que hice yo? La frialdad de mis ojos le apuñalaba aún más que el filo
de la navaja, probablemente nunca obtuvo amor por parte de nadie y la única
persona que se lo ofrecía, aun siendo una vil mentira, le condenaba a las profundidades
del abismo, el lugar donde permanecería para siempre –perdóname… -supliqué, soltando al fin el arma. No era
capaz de mirarle, me sentía ruin y despiadado por hacer lo que anteriormente
para mí no estaría bien.
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-Ka… Kazuya… -le nombré tenuemente, sintiendo como me desvanecía ante
sus risas. Confiar, no éramos tan distintos, al menos me alegraba que fuese él
quien diese un final a todo. Quería desaparecer rápido, le esperaría allá donde
me fuese a encontrar ahora. Mis labios pronunciaron algo imposible de escuchar,
tal vez un murmullo repleto de afecto. Elevaba cuanto podía la voz pero solo
ahogaba mi garganta entre sollozos, como él su sonrisa ahora nula. Todo se
nublaba mientras mi amado se agachaba repentinamente afligido, su boca se
movía, ¿qué quería decirme? No llores pequeño, no estés triste, es mejor así.
Debí darme cuenta antes del final del cuento. Nunca me interesó…
El mejor amigo del conejo decidió vengarse y
matar al lobo. Éste también era muy astuto, usando su agilidad, dijo afectuosas
y seductoras palabras, comprando así a su oponente. Cuando tuvo oportunidad fue
a hacer narcóticos. Los ojos del lobo se oscurecieron, elevó sus garras. La luz
de ese mundo era apropiada. Acto seguido, lo mató y se lo comió.
u.uU
ResponderEliminaresta es la 4ª vez desde que abrieron el blog que intento postear un comentario y siempre ha de pasar algo que lo borra T^To
"Desde la primera vez que leí este fic lo amé!!! Asi mashin severamente!!! y sin importar que esta sea la no sé ya cuál vez que me lo leo *incluso lo tiene en el cel* no deja de gustarme! o*O*o para empezar porque no es un fic donde pongan a Ueda de loca pasiva XD *cosa que le molesta la mayor parte del tiempo, sobre todo si no le justifican el por qué sea así* este es el Ueda del Dictator que me enamoró a primera vista hace tantisimos años en el Shokura!!! o*O*o y simplemente, lo AME!!!!
Además, quiero yo pensar que Ryo, Junno y Okura son 3 de los que le sirven en la mansión o*¬*o si, yo quiero pensar que sí, eso lo haría todavía más perfecto >//////< *se hiperventila de imaginarse parallel stories bien nastys en su cabeza loca*
Y por si eso no hiciera tu fic ya demasiado perfecto... encima la canción... no no no... la letra, Yisus Craist! Amo la letra de Rabbit or Wolf? o*O*o y entre toooooodas las locas historias que esa canción ha detonado dentro de mi cabeza desde la primera vez que la escuché, la tuya es una de mis favoritas jajajajajajajajaja digo, lo sentí un poco por Maru, pero sólo un poco que bien que lo disfrutó hasta su último aliento XD *para ella la orgifiesta fue epica mientras Kazu-nii daba vueltas a lo baka por la casa* jajajajajajaja y fue triste para Uepomu, pero de algún modo, su final fue mejor de lo que él mismo esperaba, ne? murió a manos y en brazos de la única persona a la que realmente amó...
Simplemente amé este fic de pe a pa!
y casa que lo leo, lo amo todavía un puntito de brownie más!!!