miércoles, 9 de marzo de 2016

I Need U, Baby


Estaba tan tranquilo viendo la televisión cuando sonó el timbre. Chasqueando la lengua me incorporé y abrí la puerta, encontrándome a dos mocosos al otro lado, uno de ellos era mi pareja de casi 26 años, el otro iba dentro de un carro. Me quedé sorprendido, el crío no debería tener más de dos años.

–Koki, ¿te importa si pasamos? –lo miré fijamente y me hice a un lado, elevando la ceja –Gracias –en cuanto entraron cerré la puerta. Esperé a que tomase asiento para empezar a hablar.

–Takaki, ¿me puedes explicar esto? –me quedé mirándole fijamente, de brazos cruzados –¿Tienes un hijo y me lo has estado ocultando? –traté de bromear un poco, aunque de verdad me aterraba la idea de que eso fuese cierto.

–No, por supuesto que no es eso –negaba rápidamente al mismo tiempo que sacaba al bebé del carro para sentarlo a su lado –Este es Kyo, mi primo pequeño, su padre me ha pedido que le cuidase durante unas horas… y bueno, enseguida pensé en ti, ya que siempre me hablas con una sonrisa de aquella vez que fuiste al parque de atracciones con los hijos de tu amigo –ahora que me fijaba en el pequeño, sí que era verdad que se daban un cierto aire. Me senté despacio al lado de ambos.

–Así que Kyo, ¿eh? Yo soy Koki, encantado –con dulzura le acaricié el cabello, pero su reacción fue abrazarse corriendo a Yuya –Creo que no le caigo demasiado bien…

–Que va, es que es muy tímido –tenía que hacer algo para gustarle, ¿pero el qué?

–¡Ya está! –me levanté para ir a mi cuarto, en busca de mi linda perrita –Kyo, esta es Sakura, mi princesa –se la presenté completamente orgulloso, atento a su reacción. En cuanto la dejé en el sofá, el niño gateó hacia ella, comenzando a acariciarla con una enorme sonrisa –Parece que se gustan –miré a Takaki enternecido.

–Eso parece, pero no tanto como tú me gustas a mí –abrí los ojos sorprendido ante su respuesta, para después pasar el brazo por detrás de sus hombros, vigilando de reojo lo que hacían los dos.

Al cabo de un rato, Kyo comenzó a llorar y me imaginé que podría tener hambre, así que dejé que Yuya lo consolase mientras yo iba a prepararle un puré. Cuando regresé, lo sentó en el carro y me ofrecí a darle de comer.

–Es realmente adorable, se nota que lleva los genes de la familia Takaki en la sangre –eso le hizo sonrojarse. Nada más terminarse la comida, se quedó completamente dormido. En ese momento Yuya miró su reloj.

–Es tarde ya, es hora de llevarlo a casa –les acompañé hasta el rellano y esperé con ellos hasta que llegó el ascensor, pero antes de que se cerrasen las puertas le agarré del brazo.

–Lo de hoy ha sido fantástico, tal vez deberíamos plantearnos adoptar nosotros uno –y con una sonrisa observé cómo Yuya se sonrojaba y las puertas se cerraban.

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