martes, 15 de marzo de 2016

Yuuki no Hana


–Nakamaru... –me giré sonriente al escuchar como me llamaba mi dulce novia, pero desgraciadamente mi expresión no duró demasiado tiempo –Lo siento, lo nuestro no va a funcionar... –comenzó a decir, reuniendo todo su valor.

–¿Yuna? ¿Por qué...? –agarré sus manos, pidiendo una explicación, pero se soltó de forma fría.

–Pensé que al ser famoso, sería distinto, tanto nuestra relación como tú, pero me equivoqué. Eres demasiado aburrido –me quedé paralizado, había entregado mi corazón a una persona que lo había pisoteado hasta destrozarlo, únicamente por ese motivo. Dejé que se marchase, no quería volver a verla nunca más.

Al poco rato escuché mi móvil sonar, pero estaba tan deprimido que no quería contestar. Me metí en la cama y me arropé con las cobijas, llorando hasta que me quedé dormido.
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El sonido del despertador no era lo único que me había despertado. Tanto el teléfono como la puerta de la casa no paraban de sonar. Chasqueando la lengua me incorporé y descolgué la llamada.

–¡¿Hasta cuándo planeabas tenerme aquí fuera!? –la inconfundible y atronadora voz de mi ex compañero se quejaba al otro lado de la línea.

–¿Koki? –parpadeé extrañado, hacía demasiado tiempo que no nos veíamos, ¿por qué justo tenía que aparecer el día que no quería ser visto?

–¡Abre la puerta de una maldita vez! –y sin dejarme tiempo a replicarle, colgó. Algo dubitativo me acerqué a la entrada principal, mirando por la mirilla. Solté un grito cuando me topé con su pupila al otro lado, ¿qué intentaba hacer? –¡Me estoy impacientando!

–Ya voy... –quité los cerrojos y abrí la puerta, echádome a un lado para que pasase –¿A qué debo esta inesperada visita? –susurré, mordiéndome el labio, ofreciéndole una cerveza mientras se sentaba en el sofá.

–Me he enterado, esa hija de puta te ha dejado –me sorprendió muchísimo que utilizase esa palabra.

–¿Cómo te has enterado? –pregunté conmocionado.

–Ella misma me lo dijo –viendo que era incapaz de responder, continuó hablando –Nada más romper contigo, trató de sacarme dinero chantajeándome, pero desistió cuando la aseguré que nadie la tomaría en serio.

–¿Te chantajeó? ¿Cómo? ¿Qué sabe de ti? –se acercó y colocó un brazo por detrás de mi espalda.

–Mis sentimientos por ti –con la otra mano agarró mi barbilla para después robarme un beso. Pero le aparté al instante, sin llegar a reaccionar del todo –Hace años que estoy enamorado de ti, pero aunque intenté decírtelo varias veces, mis intentos se veían siempre frustrados ya que, en ese momento, se me adelantaban, convirtiéndose esas otras personas en lo que yo tanto ansiaba, tu pareja –me mordí ligeramente el labio inferior, a decir verdad desde que Koki se había marchado no me sentía el mismo –No tienes que responderme ahora, pero piénsatelo –sin dejarle terminar besé sus labios.

–¿Y si nos damos una oportunidad? –me merecía ser feliz al menos una vez y estaba seguro que lo sería si Koki estaba a mi lado. Esta decisión marcaría un final a mi época de sufrimiento.

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